viernes, 22 de abril de 2016
jueves, 21 de abril de 2016
Jardines secretos
Quizás sea éste el post más difícil de escribir, pero también el más necesario. ¿Pero cómo continuar el blog sin Ángeles? Fue ella quien lo creó, quien le dio nombre y sentido, quien decidió su forma y su contenido. Por eso, en un principio, pensé que no lo debía continuar. Pero tras recapacitar un poco comprendí que Ángeles no hubiera querido eso, que hubiera querido que milerenda no desapareciera, por lo que voy a intentar continuar con el blog y la única forma es pensando en el amor que Ángeles le ponía a todo lo que hacía.
Ángeles amaba el cine. Lo primero que me preguntó cuando nos conocimos fue si me gustaba el cine. En esos momentos pensé que me estaba haciendo una pregunta trivial, pero con el tiempo descubrí que había muchas formas de amar el cine. La primera película que vimos juntos fue "El hijo de la novia" y ya ese día descubrí que Ángeles odiaba que la gente hablara durante la proyección de la película. Casualmente, la primera obra de teatro que vimos juntos fue "Art" y en ella también actuaba Ricardo Darín, por ese motivo lo adoptamos como nuestro actor.
Con Ángeles coincidía también en nuestra prelidección por el género de la ciencia ficción, por eso cuando le cité de memoria la frase que Roy pronuncia al final de Blade Runner, Ángeles se quedó absorta, petrificada, helada. Creo que en ese momento pensó que pasaríamos el resto de nuestra vida juntos.
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
Aunque para eso faltaba una prueba más. Cuando me dijo que había una película que aún no había visto y que quería ver junto a la persona con la que pasaría el resto de su vida, yo le contesté: "Casablanca". Y acerté.
Ángeles amaba la música. Aunque en este caso nuestros gustos diferían, también teníamos lo que se suele decir nuestra canción: "Wish you were here" de Pink Floyd. Ya que esa era la forma que tenía de despedirme en nuestras conversaciones de messenger cuando aún no vivíamos juntos. Ahora esa frase ha adquirido un significado especial.
Ángeles amaba la literatura. Era su auténtica pasión. El número de libros que llegó a leer es incontable, y es que había adquirido una capacidad de lectura que triplicaba la velocidad normal. Podía acabarse un libro en un día o leerselo del tirón.
Además de la lectura rápida Ángeles tenía otra extraordinaria capacidad: reconocer a gente famosa por la calle. Pero hasta hace poco no se atrevió a decirles nada.
Ángeles amaba la fotografía y las flores, y como consecuencia de ambas pasiones nos dejó numerosas fotos de flores. Por ello también me pareció muy adecuado que los días que los Cazadores de Hermes presentamos nuestro libro ella estuviera presente, personificada en una rosa.
Como comprenderéis, si Ángeles amaba los libros, las flores y reconocía a tantos famosos, para ella Sant Jordi era un día especial. El 23 de julio de 2016, cuando por primera vez me encuentre en la Rambla de Catalunya firmando libros, miraré a mi alrededor y sentiré que estaré rodeado de aquello que amaba, por lo que Ángeles de alguna manera, también estará allí.
Ángeles amaba el cine. Lo primero que me preguntó cuando nos conocimos fue si me gustaba el cine. En esos momentos pensé que me estaba haciendo una pregunta trivial, pero con el tiempo descubrí que había muchas formas de amar el cine. La primera película que vimos juntos fue "El hijo de la novia" y ya ese día descubrí que Ángeles odiaba que la gente hablara durante la proyección de la película. Casualmente, la primera obra de teatro que vimos juntos fue "Art" y en ella también actuaba Ricardo Darín, por ese motivo lo adoptamos como nuestro actor.
Con Ángeles coincidía también en nuestra prelidección por el género de la ciencia ficción, por eso cuando le cité de memoria la frase que Roy pronuncia al final de Blade Runner, Ángeles se quedó absorta, petrificada, helada. Creo que en ese momento pensó que pasaríamos el resto de nuestra vida juntos.
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
Aunque para eso faltaba una prueba más. Cuando me dijo que había una película que aún no había visto y que quería ver junto a la persona con la que pasaría el resto de su vida, yo le contesté: "Casablanca". Y acerté.
Ángeles amaba la música. Aunque en este caso nuestros gustos diferían, también teníamos lo que se suele decir nuestra canción: "Wish you were here" de Pink Floyd. Ya que esa era la forma que tenía de despedirme en nuestras conversaciones de messenger cuando aún no vivíamos juntos. Ahora esa frase ha adquirido un significado especial.
Ángeles amaba la literatura. Era su auténtica pasión. El número de libros que llegó a leer es incontable, y es que había adquirido una capacidad de lectura que triplicaba la velocidad normal. Podía acabarse un libro en un día o leerselo del tirón.
Además de la lectura rápida Ángeles tenía otra extraordinaria capacidad: reconocer a gente famosa por la calle. Pero hasta hace poco no se atrevió a decirles nada.
Ángeles con Juan Echanove en el restaurante Nanit |
Como comprenderéis, si Ángeles amaba los libros, las flores y reconocía a tantos famosos, para ella Sant Jordi era un día especial. El 23 de julio de 2016, cuando por primera vez me encuentre en la Rambla de Catalunya firmando libros, miraré a mi alrededor y sentiré que estaré rodeado de aquello que amaba, por lo que Ángeles de alguna manera, también estará allí.
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