Pero aún así, valió la pena, ya que el Museo Balaguer es una visita muy recomendable. El propio edificio es ya de por sí muy interesante. El título del post: "Surge et ambula" (levántate y anda), hace referencia a una inscripción que puede leerse en el friso principal del edificio. En este sentido, me gustó la filosofía de Víctor Balaguer de crear un entorno que diera la oportunidad al gran público de ver reunidas diferentes colecciones de arte, libros y objetos etnográficos de todo el mundo.
El museo consta de dos plantas. En la primera planta podemos ver en la sala "La Pinacoteca" cuadros y esculturas de autores catalanes del siglo XIX preferentemente. La disposición de las obras recuerda a los antiguos museos.
En esa misma planta encontramos algo curioso que desconocíamos totalmente, la "Sala Prado", que al parecer es un deposito de algunas obras del museo del Prado, entre ellas alguna pintura del Greco, y un enorme Sorolla que por su tamaño se ubica en la sala anterior.
También llama la atención una pequeña sala egipcia, que en el momento de su creación era pionera en España, pues contiene objetos arqueologicos y la momia de un niño que fue la primera que se conservaba completa en España.
En la segunda planta disfrutamos de obras del XIX y contemporaneas. No son obras famosas pero hay algún Casas, Rusiñol, Fortuny, Llimona y hasta un pequeño Picasso. Disfrutamos mucho.
Después bajamos nuevamente a la primera planta para visitar la antigua biblioteca. Es preciosa y con ese olor tan especial a papel. Había también una pequeña exposición temporal de grabados de Enric C. Ricart, que a mí no me llamó la atención, pero Enrique, que es más cultureta, sí que le hizo los honores.
Salimos del museo a dar un pequeño paseo por el jardín que lo rodeaba, y ver por fuera la casa donde vivió algunas temporadas Victor Balaguer, colindante al museo en los mismos jardines.
De ahí fuimos a la Torre Blava, aunque no pudimos entrar, y luego dimos un estupendo y gratificante paseo por la playa. ¿Quien no se siente mejor, más relajado y renovado después de dar un paseo otoñal por una playa? así me siento ahora.
Finalmente, y antes de irnos, compramos unos panellets en una pastelería, para que no se diga.