Solo entrar lo primero que percibes es un suave aroma a chocolate. Tras pagar la entrada e ingresar en el museo la vista es el siguiente estímulo que se activa, pues unas enormes vitrinas albergan grandes figuras realizadas en chocolate que, como decía mi sobrino, te las comerías enteras.
Pero además se muestra la historia del chocolate desde sus orígenes hasta nuestros días.
El chocolate es el producto final de un proceso que empieza en el árbol del cacao (theobroma cacao) procedente de Mesoamérica, donde empezó a elaborarse.
El fruto es una especie de vaina que cuelga de las ramas del árbol y que desarrolla en su interior entre treinta y cuarenta granas de color marrón inmersas en una pulpa blanquecina y viscosa de ligero sabor dulce.
Los alcaloides de las almendras les dan su sabor amargo. Éstas llegaron incluso a utilizarse como moneda de cambio para comprar otros artículos.
Ya fuera a partir de la pulpa o de las semillas, inicialmente el cacao se consumía en forma de bebida y tenía sabor picante gracias al chile. Se trataba de una bebida de nobles y reyes.
Cuando el chocolate llegó a Europa se adaptó al gusto occidental substituyendo las especias por miel, azúcar y leche. Barcelona fue uno de los primeros puertos a los que llegó el cacao. Desde entonces su evolución nos ha llevado a se uno de los alimentos más difundidos y consumidos. ¿Quién no ha merendado el típico pan con chocolate?
El museo se completa con numerosos instrumentos y máquinas para la elaboración y preparación del chocolate. Así como la publicidad y mercadotecnia que lo ha hecho tan popular. ¿Recordáis los álbumes de cromos de las chocolatinas? Yo, sí.
Del museo fuimos andando hasta el muelle donde visitamos el galeón allí amarrado. El Galeón Andalucía es la reproducción de un galeón español del siglo XVII. Después de la visita de la Nao Victoria, ahora podemos disfrutar de esta embarcación. El Andalucía emula a los galeones de las flotas de Nueva España y de Tierra Firme y el Galeón de Manila, que procedentes desde puertos españoles comerciaban durante el siglo XVII con diversos puertos de América y de Asia. Llevaba en su primera singladura una tripulación de 32 personas capitaneadas por el catedrático de navegación Antonio Gonzalo de la Cruz. Fuente: wikipedia
De ahí paseamos hasta el Maremagnum donde descansamos a la sombra refrescándonos con una bebida bien fría.
Ver también en Milerenda:
Me sorprendes siempre con lo trabajado de tus post, además me serviran para paladear la ciudad cuando lleguen mis amistades foráneas
ResponderEliminarUn abrasso
Gracias Chordi, pero no creo que te hagan falta mis posts con los conocimientos que atesoras.
EliminarUn abrasso
Ese galeón lo pude ver el pasado año en Cadiz, lo han rebautizado temporalmente como "Galeon La Pepa" (http://candela123.blogspot.ie/2011/07/con-cien-canones-por-banda.html) para el bicentenario de la Constitución. Creo que a finales de mes estará de nuevo en Cadiz (como yo!) para la Gran Regata (que en Agosto se viene a Dublin). Me gusta mas un barco que a un tonto un caramelo. Respecto al museo del chocolate, es muy parecido al que fui a ver en Praga.
ResponderEliminarHola Ruth. Pues si, en el interior había una exposición sobre La Pepa, pero no pude fijarme mucho porque al ir con mi sobrino teníamos otras prioridades. En Praga no vi ese museo que comentas, pero tampoco estuve mucho tiempo.
ResponderEliminarBesos
El galeón es imponente. Yo lo vi pero no entré. Con las velas desplegadas debe ser espectacular.
ResponderEliminarEn el museo del chocolate pasé por la tienda un día que visité una exposición de fotos en el Arxiu Fotogràfic y, lo que dices, ¡qué olor!
Tu sobrino debe estar contento con estos paseos :)
Pues la visita a ambos sitios fue motivada precisamente por la presencia de mi sobrino en Barcelona, sin embargo, es posible que yo me lo acabe pasando mejor que el.
EliminarBesos
Impresionante el galeón...
ResponderEliminarY que gracia me ha hecho ver a Gargamel en figurita de chocolate, jeje!
Besos.