martes, 29 de noviembre de 2011

Organic y World Press Photo 2011

Esta tarde, al salir del trabajo, me he dirigido rápidamente hasta el centro donde me esperaba mi amigo M para ir a comer y ver alguna exposición. En primera instancia nuestra intención era saciar nuestro voraz apetito en L'Hortet, pero a la hora que llegábamos es un local que difícilmente encuentras mesa, así que antes de fallecer de inanición nos dirigimos al cercano restaurante vegetariano Organic.


Organic se encuentra en el barrio del Raval, en la calle Junta de Comerç, 11. Según reza en sus slogans: "don't panic is organic", o también "Organic is orgasmic". Sin embargo, hacía tiempo que no íbamos y, esta vez, el buffet de ensaladas que, a mi entender, era su fuerte, nos ha parecido que ha bajado un poco el nivel, pues la variedad no era la de antes y las ensaladas no estaban tan bien preparadas. De segundo nos hemos pillado la pizza de vegetales y la hemos rociado con la salsa de ajo, aceite y perejil para las ensaladas.



Organic es una buena opción para comer sano y el ambiente es siempre muy especial. Lástima lo de las ensaladas, pues para mí era su mayor aliciente. Habrá que ver si únicamente ha sido un mal día.
A continuación, fuimos al CCCB a ver la exposición que ya habíais comentado en Entre Barcelona y tú y en La meva Barcelona:



World Press Photo es una organización independiente sin ánimo de lucro que pretende promover internacionalmente el trabajo de los fotógrafos de prensa profesionales. Cada año participan en el concurso fotógrafos de todo el mundo que presentan miles de fotos de las que 160 han sido premiadas y se muestran en la exposición. Las imágenes vienen acompañadas de una explicación de los hechos, en muchos casos trágicos, que las provocaron. Sin embargo, existen muchas otras cuyo valor estético es un bálsamo para tanto dramatismo.






Y para redondear la tarde, nos pasamos por la librería Laie y, por fin, compré el catálogo de la exposición de Brangulí, ya que la última vez que fuimos estaba agotado.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Arte y ciencia (8ª parte)

Según el antiguo testamento, Dios creó el arco iris para recordar a los hombres la promesa a Noé según la cual nunca más volvería a destruir la Tierra con otro diluvio.


Y los artistas lo representaron en sus lienzos con absoluta fidelidad.

Aleksei Savrasov

Arkhip Ivanovich Kuindzhi

Nikolay Dubovskoy

George Inness

Caspar David Fiedrich

En contra del sentido común, para poder observar un arco iris es necesario que el Sol esté situado a nuestra espalda. Ello se debe a que los rayos cuando llegan a las gotas sufren dos difracciones (al entrar y salir de la gota) pero también una reflexión (en la parte posterior de la gota que actuaría como un espejo). También por ello es necesario que las gotas sean lo más esféricas posible, lo cual se consigue cuando la lluvia es fina y uniforme, o cuando se produce el spray de una cascada. Como el índice de refracción de la gota de agua es diferente para cada longitud de onda, la luz blanca acaba descompuesta en su espectro. Pero si os fijáis todos los arco iris se orientan de forma que el rojo queda por fuera y el azul por dentro. El siguiente dibujo os aclarará (más o menos) todo lo anterior:


Prolongando las líneas vemos que hasta el observador le llegan los rayos de la parte del espectro de los rojos desde arriba y de los azules desde abajo y eso es algo que se ha respetado en todos los cuadros. Pero, en ocasiones también podemos ver arco iris dobles.



Y también, en estos casos, el arte ha plasmado fielmente estos fenómenos meteorológicos:

Frederic Edwin Church

Sir John Everett Millais

Markó Károly

Peter Paul Rubens

En el arco secundario se producen más reflexiones en el interior de la gota lo que invierte el orden del espectro, hace que se vea por encima y también más débil. Además, la banda entre ambos arcos se ve más oscura debido a la absorción de la luz por la cortina de agua.

 

domingo, 20 de noviembre de 2011

Paseos curiosos por Barcelona (11ª parte)

¿Si hoy en día casi todo el mundo lleva consigo un reloj de pulsera, para qué sirven los relojes que encontramos diseminados por las grandes ciudades? Diría que, en primer lugar, forman parte de su historia y, en segundo lugar, son un signo de identidad. ¿Podríamos imaginar Londres sin los relojes de la torre del Palacio de Westminster o Praga sin su reloj astronómico sobre la pared del Ayuntamiento? Pero si, además, estos relojes se mantienen vivos pueden ser útiles para los ciudadanos. Pueden servirnos para confirmar que nuestro reloj de pulsera está en hora. Es más, en una época en la que no existía un total consenso sobre la hora oficial, resultó de mucha utilidad el siguiente reloj:



A pesar de que, en 1886 existía un servicio cronométrico, la "Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona" decidió crear un sistema que corrigiera el desbarajuste horario de finales del siglo XIX y, en 1891 la Academia firmó un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona declarando como hora oficial la de este reloj. La iniciativa fue de Josep Ricart i Giralt, y su motivación era sobre todo mejorar la navegación. Efectivamente, los barcos que llegaban a Barcelona enviaban sus cronómetros al observatorio de Ricart, y los recogían antes de zarpar, pues el conocimiento de la hora exacta en el meridiano de origen resultaba de vital importancia para determinar la posición en altamar, concretamente para averiguar la longitud, pues la latitud se ha fijado siempre fácilmente a través de las estrellas. (Si alguien está interesado en profundizar sobre este tema recomiendo el libro "Longitud" de Dava Sobel).
Sin embargo, la precisión del reloj del frontispicio del edificio situado en el 115 de La Rambla, que actualmente también acoge al teatro Poliorama, era de un minuto, mientras que otro reloj, que se alojaba en la biblioteca, tenía una precisión de un segundo. Para ajustar ambos relojes se acudía al servicio de la oficina de comprobación de cronómetros de Ricart. Pero luego se utilizaron las observaciones astronómicas hechas desde la cúpula del edificio, y a partir de 1926 a través de la recepción por radio de las señales horarias. Eduard Fontseré, que después destacó como meteorólogo, trabajó en este observatorio, y también corrieron a su cargo el mantenimiento de la hora de diversos relojes públicos.
La academia, pero, también alberga otra joya, el reloj Billeter.


Se trata de un enorme reloj astronómico situado en el vestíbulo y creado en 1859 por un relojero suizo, Albert Billeter, para el Senado español. Tras el éxito de su primer reloj astronómico que fue a parar al Congreso, se le encarga otro de similares características, sin embargo, la tardanza en su entrega hizo que fuera rechazado debido a los cambios en la situación política del país y acabó en manos de la familia Moragas que lo expuso en el Pabellón de Ciencias de la Exposición Universal de 1888. Posteriormente fue cedido en depósito a la Real Academia de Ciencias y Artes que lo adquirió en propiedad en 1926.

Detalle del sistema Tierra-Luna del reloj astronómico
Mecanismo del calendario perpetuo

Su complicada mecánica hizo que solo funcionara esporádicamente hasta que, en 1859, el académico Ramón Jardí corrigió algunos defectos técnicos. En 1985 fue restaurado por profesores de la Escuela de Relojería Verge de la Mercè.
Si descendemos por Las Ramblas llegaremos finalmente hasta el número 2 (plaza del Portal de la Pau) donde encontramos la Antigua Fundición de Cañones:


El 6 de octubre de 1934, enfrentamientos entre fuerzas militares y activistas atrincherados en la Comandancia y en la sede del CADCI (donde ahora se encuentra el sindicato UGT) destruyeron el reloj del frontis cuya esfera medía 1,30 m. de diámetro. Hasta 1990 no se restauró la fachada y se recuperó el reloj.
Si nos acercamos hasta el mar podremos ver la Torre del Reloj del puerto, en el "Moll de pescadors" de la Barceloneta.


Construido originariamente como un faro en 1772, al realizarse las obras de ampliación del puerto en el siglo XIX, la torre quedó en el interior del puerto y se adaptó para albergar los cuatro relojes de sus caras. Como curiosidad, éste fue uno de los puntos escogidos en Barcelona para las observaciones trigonométricas para definir el metro con relación a la longitud del meridiano.
También junto al mar, pero en la playa de Bogatell encontramos un curioso reloj de sol, que en apariencia podría pasar por una escultura moderna:




Es un reloj de hormigón y acero inoxidable, con una base circular de 6,80 m de diámetro, instalado en 1993 por el Ministerio de Obras Públicas y Medio Ambiente, y el Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de un reloj bifilar, diseño de Rafael Soler Gayà, que, a diferencia de los clásicos relojes de sol, carece de manecilla, y la hora la da la intersección de dos sombras originadas por una recta horizontal norte-sur, situada a dos metros de altura, y una parábola este-oeste, con un vértice a un metro de altura. Sobre la plataforma están marcadas las horas cada cuarto de hora y los 12 meses zodiacales. (Si queréis intentar entender cómo funciona un reloj bifilar os dejo este enlace a: Oido al tambor)
De regreso al centro, subimos por Vía Laietana y en el nº 69 encontramos situado el suelo, encima de la acera, el siguiente reloj:


Se trata de un reloj luminoso de estilo art decó de dos metros de diámetro fabricado en hormigón y cuarzo con los números y la decoración en dorado. El reloj fue un encargo de la Banca Rosers al maestro relojero Juan Cabrerizo y se inauguró en 1935 como reclamo publicitario (en el centro se ve la imagen de Hermes y el escudo de Barcelona). Inicialmente tenía un carrillón de madera en la azotea que iba dando las horas por lo que se hizo muy popular en la época. En 1936 entra en desuso, y el Banc Comtal, sus nuevos propietarios, realizan un muro impidiendo el acceso a la maquinaria. Finalmente el reloj dejó de funcionar y se mantuvo así hasta que en 1989 la Generalitat encargó la restauración al hijo del constructor, lamentablemente en la base únicamente se cita al "departament de governació" como artífices de tal restauración. Actualmente dicho departamento, que ocupaba el edificio frente al reloj, se ha trasladado y el reloj no parece que funcione. Deberían iluminarse las horas que son los círculos grandes y los minutos que los rodean y son más pequeños.
Muy cerca, y para finalizar esta primera entrada dedicada a los relojes de Barcelona, nos acercaremos a la Plaza Catalunya donde todos hemos podido ver, alguna vez, el reloj del BBVA:





Situado sobre la torre del edificio, fue inaugurado en 1971 y colocado por el arquitecto Eduard Muntada Lluch, tiene como principal característica que es un reloj giratorio. Posteriormente, en 1983, se substituyó por otro, réplica del original. Sus dimensiones son de 4,7 m. de diámetro, pesa 1844 kg. y la manecilla larga mide 2 metros. El reloj únicamente aparece en una de sus caras reservando el dorso para publicitar el banco. Dentro de la esfera del reloj hay un motor que mueve las agujas, sin embargo, el mecanismo que fija la hora con exactitud se encuentra en el interior del edificio. Su principal elemento es un reloj patrón de cuarzo que tiene un doble movimiento que permite en todo momento asegurar el servicio horario. Desde 1980, la noche del 31 de diciembre este reloj da las campanadas para despedir el año.
A continuación la prueba de que se mueve:



Bibliografía:
Paseos por la Barcelona científica de Xavier Durán y Mercè Piqueras. Publicado por el Ajuntament de Barcelona.
Paseos insólitos para descubrir Barcelona de Josep M. Huertas. Editorial Optima
Todas las fotos y vídeos son míos excepto las fotos del reloj Billeter que las he sacado de: http://www.eduardfarre.com/pdf/EFarre_Billeter1.pdf

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EVA

Eva, la película con la que Kike Maíllo debuta en la dirección de largometrajes, nos propone una incursión en el género de la ciencia ficción (subgénero de la robótica e inteligencia artificial) aunque dando mucha importancia a las relaciones entre los personajes.


Por fin una película española de ciencia ficción que no tiene nada que envidiar a las superproducciones americanas y eso sin disponer de un elevado presupuesto, lo que demuestra una habilidad para compensar las carencias que pudieran aparecer durante la producción. Esta habilidad se refleja al ambientar la historia en un futuro retro, que en ocasiones recuerda la estética steampunk, aunque sin necesidad de llegar hasta siglos pretéritos sino más bien mimetizándose con los años setenta. Así, los vehículos son modelos de décadas pasadas pero con complementos futuristas.


En cuanto al guión, de Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra, puede parecer simple, aunque encierre cuestiones profundas de la naturaleza humana, tratadas a través del tema de la inteligencia artificial que ya hemos visto en películas muy conocidas. Es por ello que es de celebrar que se le pueda dar otra vuelta de rosca aunque todo ya esté inventado.


En cuanto al reparto me ha sorprendido gratamente la jovencísima Claudia Vega, capaz de no dejarse intimidar por el resto de actores y actrices entre los que destacaría también al polifacético Lluís Homar en su papel de androide de compañía. El elenco lo completan Daniel Brühl, Marta Etura y Alberto Ammann.



Como muestra de la ambientación retro, y aprovechando que el pasado viernes no hubo entrada musical, pondré una canción de David Bowie que suena en la película.

Space Oddity (1999 Digital Remaster) by David Bowie on Grooveshark 

Para finalizar os dejo el trailer, aunque si no habéis visto aún la peli os advierto que yo prefiero saber poco del argumento y en el trailer quizás hay más información de la que a mí me gusta que me den.



viernes, 11 de noviembre de 2011

De regreso a la Colonia

Como recordareis, cuando estrenamos el blog hace más de un año empezamos esta andadura con una entrada sobre la Colonia Vidal y hoy he tenido la ocasión de repetir la experiencia gracias a las oportunidades que me ofrece el trabajo.
En esta ocasión nuestro guía ha sido Miquel que, gracias a su experiencia personal en una de las colonias del "Parc Fluvial del Llobregat", concretamente en Cal Pons, hemos podido revivir el día a día de una colonia textil.







El "Museu Colònia Vidal" forma parte del sistema del "Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya" y muestra cómo se trabajaba y vivía en una colonia industrial de principios del siglo XX. Durante el recorrido se puede ver la presa, el canal, la turbina, la máquina de vapor, la fábrica con sus telares de garrote:


El garrote lo que hacía era golpear la lanzadera de un lado a otro para que la trama pasara por el urdimbre entrelazándose y formando la tela. Los batanes hacían subir y bajar la mitad de hilos del urdimbre y entre los huecos que dejaban pasaba la lanzadera a gran velocidad. El único problema es que ésta en ocasiones saltaba del telar y podía impactar sobre el sufrido operario.

Lanzadera con la trama
En la zona de viviendas se visita uno de los pisos de los trabajadores, la escuela,

Escuela para niñas. La que puede visitarse es la escuela para niños.



la biblioteca, y diversas instalaciones, entre ellas el lavadero, conocido como "safreigs dels vius i dels morts", es decir, lavaderos de los vivos y de los muertos. Tan peculiar nombre se debía a que existían dos lavaderos, uno de ellos lo utilizaban las personas sanas y el otro los enfermos, para evitar contagios.


A diferencia de nuestra anterior visita, en esta ocasión hemos completado el recorrido visitando la casa del amo, pero de otra colonia: "la Torre de l'Amo de Viladomiu Nou". La torre del amo es un edificio señorial de 1902 y guiados por la voz de una de sus criadas recorremos estancias y pasadizos secretos, subiendo hasta las golfas y luego a la azotea donde disfrutamos de unas magníficas vistas de la colonia.








Si quereis saber más sobre la vida en las colonias industriales os recomiendo el libro de Sílvia Alcàntara: Olor de Colònia.
Colonia Vidal