—Sin pecado concebida. El Señor esté en tu corazón.
—Padre ¡he sido mala. Muy mala!
—¿Cual ha sido tu pecado, hija?
—¿Recuerda que hace un par de domingos no fui a misa? Pues bien, me fui a una flânerie.
—Háblame en cristiano.
—No vaya a pensar mal Padre, una flânerie no es más que un paseo contemplativo para dejarse llevar sin rumbo establecido. Sin embargo en este caso nuestros pasos nos llevaban tras la pista del dios Hermes.
—¿Confiesas entonces que adoras a un dios pagano?
—No, Padre, solo acompañábamos a los trabajadores de la tienda Hermès en un paseo y les mostrábamos las ubicaciones del dios que lleva el mismo nombre que su negocio. Pasamos por el Ayuntamiento y parece que en esos momentos estaba saliendo el sol para alguien.
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Y entonces apareció por la puerta la recién estrenada alcaldesa. No se ve muy bien en la foto que le saqué, pero el chico que se está intentando hacer un selfiecolau la delata.
Eran todos muy majos. Mire Padre esta es una fotografía que nos sacamos los Hermès y Cazadores de Hermes todos revueltos.
—Sí, parece gente muy sana. ¿Qué hacíais ahí exactamente?
—Después de la flânerie, fuimos a hacer un vermout a la Fonda España.
—¿Tomaste alcohol?
—Solo un poco de vinito. Pero había algo ahí que me inquietaba aún más, una enorme manzana dorada.
Se encontraba en la sala Arnau, ya que una falsa chimenea decorada por Eusebi Arnau preside y domina toda la estancia.
—Hija, está claro que la manzana es el símbolo de la tentación. ¿Cometiste después algún pecado más?
—No padre solo fuimos a comer al Centro Galego donde también podemos ver algunas imágenes más de Hermes.
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—Pero bueno hija mía ¿es que no te das cuenta? primero la manzana y ahora esas serpientes enroscadas. ¿Estás segura que no te dejas algo por contarme?
—No Padre, las serpientes forman parte del caduceo de Hermes. Y no cometí ningún pecado más.
—¿Cómo que no? ¿Qué veo en esas otras fotos? ¿Más alcohol?
—No Padre, solo me tomé una cerveza más ya que quisimos ir al cine pero para hacer tiempo nos pasamos por el "All Those Food Market" que se celebraba ese fin de semana en la Universidad Central.
—Pero que manía con hablar con la lengua de los infieles...
—No Padre, solo es un mercadillo gastronómico, pero como apretaba el calor nos refrescamos con unas birr... quiero decir con unas cervezas.
—¿Y qué película fuisteis a ver? ¿Los diez mandamientos?
—No Padre, vimos "Viaje a Sils Maria"
—Bueno al menos salía la Virgen Maria.
—No exactamente Padre, pero la música de la película era celestial.
Largo from the opera Serse by George Frideric Handel.
—La música te ha salvado hija mía, yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
—Amén.
Menos mal que la música nos salva, jeje!
ResponderEliminarGenial entrada!
Gracias Guaci. Aunque la película no acabó por gustarme del todo, la larga escena en que suena la música de Handel junto con las vistas de los Alpes con nubes bajas salva la película.
EliminarBesos
Ummmmmmmmmmmmmmmmm
ResponderEliminarSiete Padres Nuestros, tres Avemarías y el Credo...el Credo enterito con golpe de pecho.
Amén
No Miquel que no ha sido pa tanto jeje ;)
Eliminarque rabia me dio no poder ir :(
ResponderEliminarsaludos amigo!
Habrán más ocasiones
EliminarUn abrazo
Excelente artículo, con humor y buenas imágenes. Así da gusto ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias rondaller
EliminarUn saludo